CONTRAESPACIOS
Guillem Juan
La obra de Guillem Juan (Canals, Valencia, 1981) tiene un halo de misterio que parece colarse entre los resquicios de los edificios que representa. Su obsesión por la arquitectura como espacio contenedor de elementos ideológicos lleva años haciendo de su trabajo un estímulo interesante para reflexionar sobre los sitios que habitamos. La arquitectura no está exenta del contexto en que se crea, y sus formas y cometidos responden a un modelo de sociedad determinado. Podríamos decir que la arquitectura tiene ideología, y esto es algo que Guillem Juan nos muestra en la exposición “Contraespacios” en Parking Gallery.
El dibujo es, para este artista, su herramienta de trabajo fundamental, que utiliza a través de unos trazos claros y decididos combinados con un color sutil. El resultado final son obras casi abstractas, donde las plantas arquitectónicas de varios edificios se superponen al alzado. En un ejercicio casi milimétrico y científico, se recrea una construcción a través del mapa mental de elementos tan diversos que lo componen como su base y su forma. De alguna manera se abstrae la apariencia evidente del edificio dejando a nuestra imaginación recrear el final gracias a la planta y el alzado. Guillem Juan añade también colores a determinadas partes de las obras como verdes y rojos, que juegan aún más con los planos y las perspectivas.
Su último trabajo está inspirado en la lectura de Foucault y las arquitecturas de poder. En las piezas en las que el negro es el color protagonista esto parece mostrarse de forma mucho más evidente. Decía el gran pensador francés que los edificios se construyen con funciones distintas según su forma, especialmente aquellos destinados a la vigilancia, el cuidado o el castigo, y que de por sí esta forma ya albergaba la función correctiva y tutelar en unos y en otros. El poder es algo intangible pero se manifiesta a través de diversos medios de uso social, y la arquitectura es uno de ellos; es el lugar que habitamos, donde trabajamos…está en todos lados. Guillem Juan intenta vislumbrar en su trabajo algo de esto: cómo conceptos como memoria y representación aparecen en las construcciones humanas, y cómo las dinámicas de poder se manifiestan a través de los edificios.
El dibujo de Juan muestra espacio caóticos pero aparentemente ordenados con esta finalidad: pervertir el modelo establecido de planta y alzado, y cuestionar cómo creamos espacios para habitar con todos los condicionantes ideológicos que este ejercicio acarrea. La posibilidad de imaginar otros contextos es ya un punto de rebelión, una forma de ver las cosas desde otro punto de vista. Así, las obras de Guillem mezclan lugares y no-lugares, espacios reales y espacios ficticios, creando posibilidades infinitas, fragmentar lo que ya está y crear algo nuevo que sugiera nuevas vías. La arquitectura y su relación con el poder puede ser subvertida, o al menos deconstruida, según parece sugerirnos el artista. Por otro lado, es importante señalar que Guillem decide utilizar el dibujo para sus piezas, siendo esta una de las disciplinas más clásicas en la Historia del Arte; ¿y por qué haría esto?, sin duda se trata también de un ejercicio deconstructivo trastocando las normas que se le presuponen al dibujo, más pensado para bocetos o retratos, por ejemplo. En su reflexión sobre las arquitecturas de poder y su simbología, Guillem aborda también la unión entre alzado y plano, la propia arquitectura y el soporte bidimensional del dibujo y la pintura. Y sin embargo hay ciertas reminiscencias renacentistas en el interés profuso por la planimetría y la perspectiva, en representar la arquitectura a través del mapa mental de sus diversas formas; es un renacimiento traído al presente con los connotaciones sociales e históricas de hoy. En las piezas de Guillem la mirada es fundamental, nos obliga a interpretar esas formas casi abstractas que vemos para darles un sentido final.
En un sentido estricto “Contraespacios” tiene mucho de político, ya que no se trata de una representación sin más, sino de un discurso altamente crítico con nuestro pensamiento occidental. Por eso es importante conocer cómo funciona una forma de pensamiento para buscar en ella las grietas posibles que nos hagan transformarla, como sugería Foucault. Tal vez sea esta nuestra única salida posible.
La exposición de Guillem Juan es una oportunidad para releer nuestro contexto y nuestra forma de concebir algo tan básico como nuestra arquitectura, porque esta es, más allá de su resolución formal en un edificio, una idea mental heredera de nuestro tiempo. Un trabajo excelente para entender que ninguna disciplina está sujeta a ninguna temática y que el dibujo puede ser perfecto para una obra crítica y filosófica. Unas piezas altamente poéticas y políticas con las que deleitarnos en lo visual y llegar más allá en lo conceptual. Colarnos en los resquicios de la obra de Guillem Juan para construir nuevas vías posibles, utopías arquitectónicas que superen lo que impone el poder.
Semíramis González. Crítica de arte.
Más información